EL MAL DE LA PANDEMIA NOS TRAE UN BIEN: CARIDAD

En el sufrimiento nos hacemos más fraternos y solidarios. La mirada se vuelve al que está más débil o dependiente. Alguien decía: “Yo lloraba porque no tenía zapatos hasta que conocí a alguien que no tenía pies”. La epidemia nos ha agudizado la percepción de las necesidades del prójimo. Sufrimos como propio el mal y la angustia de los otros. Jesús lo había profetizado: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Deja una respuesta