MARTES 2 PASCUA

EL MAL DE LA PANDEMIA NOS TRAE UN BIEN: HUMILDAD

Cuenta el libro bíblico de Números que el Pueblo de Israel, peregrinando por el desierto camino de la Tierra Prometida, se cansó por tantas dificultades y carencias quejándose amargamente y hablando mal de Dios y de Moisés. En ese tiempo llegaron a una zona llena de serpientes que les picaban, enfermaban y morían muchos. Aquellos, que hasta entonces habían renegado de Dios, se volvieron a Moisés para que invocara la ayuda divina. Y Dios no acabó con los bichos asesinos, que parecía la forma más fácil de acabar con aquella plaga. Mandó a Moisés levantar una serpiente de bronce a modo de estandarte. Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y salvaba la vida.

Era una figura de Cristo y su Cruz (Juan 3, 14-17). La Serpiente sana la serpiente: la natura humana de Cristo indestructible (de bronce) sana a la natura humana emponzoñada del pecado. Pero el enfermo debe «mirar hacia Él», invocarlo y creer en Él.

Así que si un día de estos te muerde una serpiente en el talón, no te olvides, levanta los ojos a Cristo y experimentarás la curación.

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